No pudimos surfear en Suiza, no tuvimos suerte…pero por suerte, la ola de Munich funciona todo el año.

Sin pensarlo demasiado nos pusimos en contacto con Quirin, unos de los pioneros de surf alemán y nos acogió en su maravillosa casa, nos enseño su espectacular ciudad y nos introdujo en su mundo más cercano.

MUCHAS GRACIAS.

 

Comimos salchichas y bebimos cerveza, como buenos guiris y por fin surfeamos, que ya era hora…

El agua estaba a 7 grados, pero se estaba bien. La ola es difícil, sobre todo para alguien acostumbrado a surfear en el mar, porque no tiena nada que ver con el surf que estamos acostumbrados a hacer. Es otro deporte. Eso sí, muy divertido.

Aprovechando la ocasión, fuimos a Dachau, un campo de concentración que esté muy cerca de la ciudad. Era increíble la atmósfera del lugar, tan cargada de dolor y penuria. Fue todo una experiencia.

 

 

Ponemos camino a Berlin. Donde el muro, las casas abandonadas, la arquitectura moderna y las discotecas de música electrónica.